Como habrán podido ver en una entrada que hice hace una semana más o menos, este libro llevaba un tiempo en mi estantería atrayéndome e implorándome que lo leyera. Finalmente sucumbí en la tentación y caí atrapada en sus redes. Me hizo romper un nuevo récord: lo terminé anoche, luego de leer por unas dos horas, a las 5:40 de la mañana. Se veía por las rendijas de mi ventana la luminosidad propia de un día nublado a transformarse en lluvioso, y los pajaritos cantaban en el exterior mientras en el interior de mi casa todos dormían menos yo que acabé ese libro y no podía parar con la emoción.
Sinopsis
La torre Eiffel, Amélie y un montón de reyes que se llaman Luis. Esto es todo lo que Anna conoce de Francia. Por eso, cuando sus padres le anuncian que pasará un año en un internado de París, la idea no acaba de convencerla. Pero, en la Ciudad del Amor, conoce al chico ideal: Étienne St. Clair. Es listo, encantador y muy guapo. El único problema es que también tiene novia. ¿Conseguirá Anna el ansiado beso de su príncipe azul? El humor y la tensión que se respiran página a página en el debut literario de Stephanie Perkins te atraparán y te llegarán al corazón.
Opinión Personal
Hacía tiempo que una novela romántica no me atrapaba de esa manera. Sé que las últimas novelas que leí no eran románticas de manera exclusiva, sino que, en todo caso, el romance aparecía en segundo plano. En esta novela, situada en la que probablemente sea la ciudad más romántica del mundo, el romance es protagonista, junto con Anna y Étienne.
Anna es una joven norteamericana que se ve forzada a pasar su último año de secundaria en un internado de París. Allí conoce a un grupo de amigos entre los que se halla Étienne, quien tiene una extraña combinación de nacionalidades, aunque sea estadounidense, al fin y al cabo. Étienne tiene novia, una ex alumna del internado al que ambos concurren que está estudiando en una universidad cercana.
La atracción entre ambos (Anna y Étienne) se produce desde el principio. Se llevan muy bien entre ellos, y se nota que hay química. Además, la forma que con el correr de las páginas que sobresalen sus historias familiares (sobre todo la de Étienne, ya que el libro está narrado por Anna) y como encastra con la del otro parece como que estuvieran destinados a ser. No es un romance forzado, ni tampoco es un romance que sucede de un momento a otro, a pesar de que los sentimientos entre ambos se presentaran tan pronto.
La narración es adictiva. En esas últimas horas de lectura no sentí el tiempo correr, me mantuvo en vilo hasta el último momento, aunque el final sea previsible (lo que no es malo, a veces prefiero los finales previsibles, sobre todo si son felices), me hizo perder por completo la noción del tiempo. Salvando un mínimo desacierto que tuvo al principio con un comentario poco feliz, que luego fue compensado por un montón de comentarios felices con respeto al mismo tema, la autora me pareció increíble, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de su debut. Me emocionó ver tantos libros mezclados entre sus páginas, sobre todo Veinte poemas de amor y una canción desesperada y Como agua para chocolate, de Pablo Neruda y Laura Esquivel, ambos autores latinoamericanos (teniendo en cuenta que la escritora es estadounidense, es sorprendente encontrar que los libros nombrados correspondan en su casi totalidad a autores extranjeros, ya que, como dice el libro, es muy bajo el porcentaje de libros traducidos al inglés cada año).
Me he quedado con ganas de más. Creo que Lola y el Chico de al Lado se suma a la lista de navidad, y esperaré que pronto llegue Felices por Siempre Jamás, para poder reencontrarme con los personajes de este libro.
Frase Preferida
Trata de la soledad y el aislamiento, pero también de la amistad. De ser justamente lo que el otro necesita.
Recomendado
Si te gustan las novelas románticas y tenes ganas de sonreír a la madrugada luego de haber terminado el libro... Este libro es para vos.